Etapa 45. Elizondo - Lesaka



Distancia: 32,4 km
Desnivel acumulado en subida: 1050 m
Desnivel acumulado en bajada: 1150 m

Regata de Arla

Heyedo monte Unboto
Otra mañana pluviosa, pertrechados con todo el equipamiento para la lluvia, partimos de Elizondo (200 m) bordeando unos metros el río Baztán, aguas abajo. Al llegar a la calle Mendinueta, giramos a la derecha (O) y continuamos por ella. Cuando salimos de la población dejamos a la izquierda un centro hospitalario y, después de cruzar la carretera N-121-B, nos adentramos en el monte.
Actualmente las marcas del GR11, siguen un trazado diferente, más al norte, para salvar la carretera N-121-B por un paso subterráneo. Aunque nosotros hemos seguido el antiguo camino.
Iniciamos el prolongado ascenso de cerca de 7 km al monte Larrondo (854 m), cota culminante de la etapa.
Regata de Arla
Caminamos hacia el Norte entre los setos que enmarcan los prados cercados. De vez en cuando pasamos junto a una borda, atravesamos un bosquecillo o cruzamos una pista asfaltada, que aquí serpentea para salvar el fuerte desnivel inicial.
Observamos que la ruta está plagada de caminos de todo tipo (senderos, pistas de tierra, cementadas, asfaltadas, ...) con incontables bifurcaciones, así que tenemos que estar atentos a la señalización, que por cierto es bastante buena, y en su ausencia al mapa o al gps.
Como la lluvia sigue arreciando, y el sendero tiene tramos intransitables, decidimos caminar por las pistas mientras sea posible. De hecho el GR circula en paralelo a ellas en muchas ocasiones.
Escorrentía en el Arla
En una zona despejada llegamos a la borda Apezeneko (590 m) y poco después, en una bifurcación de caminos, encontramos una zona recreativa con fuente y cerca de ella el Monolito de Bagordi.
Proseguimos ascendiendo por la ladera oriental del monte Unboto (804 m), traspasando un bosque de hayas, en busca de la cabecera de la regata de Arla, cuyas aguas corren por nuestra derecha.
A la salida del bosque, encontramos el caserío de Maistruzarra (660 m) y un nuevo repecho nos sitúa en el collado de Larrondo (798 m).
Nos hallamos en el cordal de los montes Urruspil (820 m), Larrondo (853 m) y Atxuela (820 m), en cuyos alrededores hay algunos restos megalíticos y también palomeras. Flanqueamos estos dos últimos montes por su ladera occidental, manteniendo la cota un trecho, por una zona desarbolada y cubierta de pastos.
A continuación comenzamos a descender, ahora hacia el Oeste, por la despejada carena. En este tramo vuelven a aparecer construcciones defensivas de la Línea P, que durante los años 1940-50 sembraron de búnkeres el Pirineo español.
Cerca del collado Eskisaroi
Junto a los cercados, que recogen al ganado, comenzamos a ver longevos ejemplares de robles y castaños.
Robles
Alcanzamos el collado de Eskisaroi (518 m) franqueado por la carretera Na-4453. Muy cerca de él se encuentra el caserío del mismo nombre.
Cruzamos la carretera y seguimos ganando altura, poco a poco, para dirigirnos primero al collado de Altsu (543 m) y luego al de Gaineko (607 m). Nos mantenemos por la divisoria de aguas, al principio hacia el Norte y después al Oeste. Mientras tanto se suceden las suaves laderas y los collados despejados. Atravesamos la cima del Oianberri (581 m) donde hay un túmulo de piedras megalítico.
Cuando pasamos junto a la Lopeneko Borda (578 m) el camino, en su descenso, vuelve a girar al Norte, rodeando el monte Zentiñel (673 m) en dirección a la frontera con Francia.
Más adelante pasamos por otra confluencia de caminos y poco después llegamos al caserío de Maritonea (396 m).
Castaño
Desde las casas, cruzamos el arroyo Sansinea entre la espesa arboleda alfombrada de crecidos helechos. Nos acercamos al collado fronterizo, pero antes de alcanzar la muga 50, nos desviamos al Oeste, flanqueando la ladera para conservar la altitud. Nos rodean hayas, robles y castaños.
Al poco llegamos a la antigua fonda de Usategieta (435 m). Este caserío toma su nombre de las palomeras (usategiak en euskera) que se encuentran en sus alrededores. 
En estos montes de Etxalar aún se conserva la tradicional caza de palomas con red, muy popular en el pirineo navarro y que está documentada desde desde el s. XIV. Las bandadas de palomas torcaces y tórtolas, pasan por aquí durante la migración otoñal, en su camino hacia tierras norteñas.
Grupos de palomeros, desde el suelo y las trepas (altas torretas situadas estratégicamente), mediante gritos, lanzamiento de paletas de madera y el venteo de trapos, dirigen a las confundidas aves hacia donde se encuentran ocultas la redes, en las que caen atrapadas.
Cerca de Gartzineko Borda
Después de Usategieta llegamos al collado de Xorilepo (476 m), punto fronterizo con Francia, en el que confluyen varios senderos y donde el GR11 se bifurca. La rama principal se dirige a Bera de Bidasoa por el Col de Lizarieta, y su variante GR11.3 va Lesaka más al Sur.
Nosotros tomaremos esta variante, así que viramos hacia el Sur, siguiendo el sendero que desciende y enseguida cruzamos la carretera Na-4400, que enlaza Etxalar con la localidad francesa de Sare.
Otra vez recorremos un cordal rodeando algunas pequeñas cumbres entre praderías y bosques de repoblación, para la explotación forestal.
En una explanada, arrasada por una de estas explotaciones, buscamos un poste con las marcas del GR, y nos introducimos en una senda.
La espesa vegetación, especialmente de helechos, ha invadido el camino casi en su totalidad, dificultando el paso.
Trás cruzar el arroyo Sansinea
Nos aproximamos al río Bidasoa y a la carretera N-121A que acompaña su curso hacia el Cantábrico.
Dejamos a un lado el caserío de Ozkaritz (120 m) y después de pasar por encima de un túnel de la N-121A, llegamos a la carretera de Lesaka. Transitamos unos metros por su arcén hacia el Norte y enseguida cruzamos el puente sobre el río Bidasoa que nos acerca a Lesaka.
Justo después se encuentra una gasolinera y el Hotel Bereau, en cuyo aparcamiento el GR11 sigue el camino del río Onin, afluente del Bidasoa.
Nosotros optamos por no tomar el sendero fluvial, bastante maltrecho por las lluvias, y continuamos por el arcén de la carretera. Pasamos junto a la Ermita del Salvador, con una fuente. Marchamos acompañados de las típicas cruces de piedra de los calvarios, y pronto alcanzamos las calles de Lesaka. Atravesaremos la villa industrial para llegar a nuestro alojamiento, el Albergue CasaTxakainlo de Lesaka.
Aunque está un poco alejado del pueblo y no disponía de servicio de comidas, la amabilidad y buena disposición de su propietario, así como la comodidad de las instalaciones, compensan el pequeño esfuerzo adicional.

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