Golondrinas 2. Refugio Linza - Mesa de los Tres Reyes - refugio L'Aberouat

 


Distancia: 19 km

Desnivel acumulado en subida: 1.531 m
Desnivel acumualdo en bajada: 1.433 m

Enlace al track de la ruta

Panorámica desde la cima de la Mesa de los Tres Reyes

 Esta segunda etapa entre los refugios de Linza y L’Aberouat, ya en territorio francés, es la más larga y difícil de la travesía.

De las diferentes variantes que existen, nosotros hemos elegido ascender a la cima de la Mesa de los Tres Reyes y después descender por el valle de Anaye.

No es la más utilizada, pero tiene el aliciente de la cumbre y es muy montañera, evitando pistas asfaltadas y acortando la distancia total.

Hay que advertir que, la parte entre la Mesa y el Col des Ourtets, es moderadamente difícil al atravesar el desnudo karst con tramos muy empinados de roca caliza, dolinas y lapiaces profundos, además de un trazado enmarañado, lo que hace muy aconsejable el uso del GPS para evitar contratiempos. Además, yo no lo recomendaría con mal tiempo (niebla, lluvia, nieve) porque el riesgo de perderse o caer en alguna grieta es alto.

Cabaña de Linza

Tras este preámbulo, paso a describir el recorrido que, como todos los de la travesía, es muy atractivo.

Salimos muy temprano, dejando el confortable refugio de Linza (1340 m), y comenzamos a remontar la herbosa ladera, siguiendo las numerosas trazas que ha hecho el ganado y los excursionistas.

Enseguida perdemos de vista los pinos que rodean al refugio y avanzamos por la inmensa pradera de altura, sin dejar de ascender.

Entre los km 2 y 3, justo antes del collado de Linza (1935 m), descendemos brevemente para atrevesar el barranco de Paquiza Linzola, pasando por encima de la Cabaña de Linza, una cabaña de pastores con unos corrales. Las dolinas y poljes son visibles con facilidad entre las depresiones que vamos dejando atrás.


Ya en el collado de Linza, giramos hacia el norte para dirigirnos a la Foya de la Solana.
A partir de ahora la ascensión será constante, por una serie de graderías rocosas que no tienen ninguna dificultad. Estamos a finales de junio y aún quedan algunas manchas de nieve que tenemos que atravesar con atención.


Los últimos metros para alcanzar la cumbre de la Mesa de los Tres Reyes (2446 m) requieren el cuidado de cualquier cima abrupta, pero es asequible.


Hemos vuelto a tener suerte con el tiempo y disfrutamos de una panorámica impresionante de los picos cercanos, que emergen entre un mar de nubes sobre los valles franceses. Podemos reconocer al Pic d’Anie o Auñamendi (2504 m), Pics de Peneblanque (2375 m), Grand Billare (2310 m), Pic de la Table (2421 m) y Petretxema o Pic d’Ansabére (2372 m).

Cima de la Mesa de los Tres Reyes

Petretxama o Pic d'Ansebere desde la Mesa

El descenso hacia Anaye tiene tramos comprometidos, así que nos movemos despacio. En la bajada del collado de la Mesa se percibe la senda con claridad, pero pronto entramos en el escarpado karst con grandes losas calizas en fuerte pendiente y sin camino evidente.

Descenso por el karst


Por fortuna, la abundancia de hitos de piedra y el track del GPS nos facilitan el tránsito por este caos. Los fenómenos erosivos kársticos (dolinas, lapiaces) nos rodean, junto a pequeños neveros que ralentizan el paso.

Valle de Anaye

Después de poco más de 1 km alcanzamos el Col Des Ourtets, por donde entramos a un pequeño circo en la cabecera del valle de Anaye. Este valle de origen glaciar, como la mayoría del Pirineo, tiene una dirección Oeste-Este y está enmarcado por los picos Anie al Norte y la Mesa, Peneblanque y Lhurs al sur.


Luego del circo mejora sensiblemente el terreno que pisamos, al llegar a la pradera. En la cota 1915 m encontramos, bajo una roca, un fresco manantial del que nos proveemos.

El sendero se une al GRT-13 por lo que ahora está señalizado con marcas rojas y blancas.

Nos vamos acercando a las nubes bajas que van a dificultarnos la visibilidad durante un tiempo. Rodeamos bajo la niebla la cabaña y cercados de Cayolars d’Anaye donde una yeguada pace tranquilamente.


Vadeamos el arroyo Ruisseau d’Anaye poco antes de introducirnos en el hayedo. Aquí la humedad es extrema debido a las lluvias recientes y a la niebla que nos envuelve, haciendo del sendero un barrizal. Bajamos en paralelo al torrente que va formando cascadas, algunas espectaculares como la del Plateau de Sanchèse.


Al llegar a esta explanada cruzamos el puente sobre el arroyo Le Lauga y caminamos unos metros por una pista para pronto abandonarla por un camino a la izquierda que sube paulatinamente, a través del bosque y algunos claros, hasta el refugio de L’Abérouat.



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