Distancia: 32,4 km
Desnivel acumulado en subida: 1050 m
Desnivel acumulado en bajada: 1150 m
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Regata de Arla |
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Heyedo monte Unboto |
Otra mañana pluviosa,
pertrechados con todo el equipamiento para la lluvia, partimos de
Elizondo (200 m) bordeando unos metros el río Baztán, aguas abajo.
Al llegar a la calle Mendinueta, giramos a la derecha (O) y
continuamos por ella. Cuando salimos de la población dejamos a la
izquierda un centro hospitalario y, después de cruzar la carretera
N-121-B, nos adentramos en el monte.
Actualmente las marcas del GR11,
siguen un trazado diferente, más al norte, para salvar la carretera
N-121-B por un paso subterráneo. Aunque nosotros hemos seguido el
antiguo camino.
Iniciamos el prolongado ascenso
de cerca de 7 km al monte Larrondo (854 m), cota culminante de la
etapa.
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Regata de Arla |
Caminamos hacia el Norte entre
los setos que enmarcan los prados cercados. De vez en cuando pasamos
junto a una borda, atravesamos un bosquecillo o cruzamos una pista
asfaltada, que aquí serpentea para salvar el fuerte desnivel
inicial.
Observamos que la ruta está
plagada de caminos de todo tipo (senderos, pistas de tierra,
cementadas, asfaltadas, ...) con incontables bifurcaciones, así que
tenemos que estar atentos a la señalización, que por cierto es
bastante buena, y en su ausencia al mapa o al gps.
Como la lluvia sigue arreciando,
y el sendero tiene tramos intransitables, decidimos caminar por las
pistas mientras sea posible. De hecho el GR circula en paralelo a
ellas en muchas ocasiones.
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Escorrentía en el Arla |
En una zona despejada llegamos a
la borda Apezeneko (590 m) y poco después, en una bifurcación de
caminos, encontramos una zona recreativa con fuente y cerca de ella
el Monolito de Bagordi.
Proseguimos ascendiendo por la
ladera oriental del monte Unboto (804 m), traspasando un bosque de
hayas, en busca de la cabecera de la regata de Arla, cuyas aguas
corren por nuestra derecha.
A la salida del bosque,
encontramos el caserío de Maistruzarra (660 m) y un nuevo repecho
nos sitúa en el collado de Larrondo (798 m).
Nos hallamos en el cordal de los
montes Urruspil (820 m), Larrondo (853 m) y Atxuela (820 m), en cuyos
alrededores hay algunos restos megalíticos y también palomeras.
Flanqueamos estos dos últimos montes por su ladera occidental,
manteniendo la cota un trecho, por una zona desarbolada y cubierta de
pastos.
A continuación comenzamos a
descender, ahora hacia el Oeste, por la despejada carena. En este
tramo vuelven a aparecer construcciones defensivas de la Línea P,
que durante los años 1940-50 sembraron de búnkeres el Pirineo
español.
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Cerca del collado Eskisaroi |
Junto a los cercados, que recogen
al ganado, comenzamos a ver longevos ejemplares de robles y castaños.
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Robles |
Alcanzamos el collado de
Eskisaroi (518 m) franqueado por la carretera Na-4453. Muy cerca de
él se encuentra el caserío del mismo nombre.
Cruzamos la carretera y seguimos
ganando altura, poco a poco, para dirigirnos primero al collado de
Altsu (543 m) y luego al de Gaineko (607 m). Nos mantenemos por la
divisoria de aguas, al principio hacia el Norte y después al Oeste.
Mientras tanto se suceden las suaves laderas y los collados
despejados. Atravesamos la cima del Oianberri (581 m) donde hay un
túmulo de piedras megalítico.
Cuando pasamos junto a la
Lopeneko Borda (578 m) el camino, en su descenso, vuelve a girar al
Norte, rodeando el monte Zentiñel (673 m) en dirección a la
frontera con Francia.
Más adelante pasamos por otra
confluencia de caminos y poco después llegamos al caserío de
Maritonea (396 m).
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Castaño |
Desde las casas, cruzamos el
arroyo Sansinea entre la espesa arboleda alfombrada de crecidos
helechos. Nos acercamos al collado fronterizo, pero antes de alcanzar
la muga 50, nos desviamos al Oeste, flanqueando la ladera para
conservar la altitud. Nos rodean hayas, robles y castaños.
Al poco
llegamos a la antigua fonda de Usategieta (435 m). Este
caserío toma su nombre de las palomeras (usategiak en euskera) que
se encuentran en sus alrededores.
En estos montes de Etxalar aún
se conserva la tradicional caza de palomas con red, muy popular en el
pirineo navarro y que está documentada desde desde el s. XIV. Las
bandadas de palomas torcaces y tórtolas, pasan
por aquí durante la migración otoñal, en su camino hacia tierras
norteñas.
Grupos de palomeros, desde el
suelo y las trepas (altas
torretas situadas estratégicamente),
mediante gritos,
lanzamiento de
paletas de madera
y el venteo
de trapos, dirigen
a
las confundidas aves hacia
donde se encuentran ocultas
la redes, en
las que caen atrapadas.
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Cerca de Gartzineko Borda |
Después de Usategieta llegamos
al collado de Xorilepo (476 m), punto fronterizo con Francia, en el
que confluyen varios senderos y donde el GR11 se bifurca. La rama
principal se dirige a Bera de Bidasoa por el Col de Lizarieta, y su
variante GR11.3 va Lesaka más al Sur.
Nosotros tomaremos esta variante,
así que viramos hacia el Sur, siguiendo el sendero que desciende y
enseguida cruzamos la carretera Na-4400, que enlaza Etxalar con la
localidad francesa de Sare.
Otra vez recorremos un cordal
rodeando algunas pequeñas cumbres entre praderías y bosques de
repoblación, para la explotación forestal.
En una explanada, arrasada por
una de estas explotaciones, buscamos un poste con las marcas del GR,
y nos introducimos en una senda.
La espesa vegetación,
especialmente de helechos, ha invadido el camino casi en su
totalidad, dificultando el paso.
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Trás cruzar el arroyo Sansinea |
Nos aproximamos al río Bidasoa y
a la carretera N-121A que acompaña su curso hacia el Cantábrico.
Dejamos a un lado el caserío de
Ozkaritz (120 m) y después de pasar por encima de un túnel de la
N-121A, llegamos a la carretera de Lesaka. Transitamos unos metros
por su arcén hacia el Norte y enseguida cruzamos el puente sobre el
río Bidasoa que nos acerca a Lesaka.
Justo después se encuentra una
gasolinera y el Hotel Bereau, en cuyo aparcamiento el GR11 sigue el
camino del río Onin, afluente del Bidasoa.
Nosotros
optamos por no tomar el sendero fluvial,
bastante maltrecho por las lluvias, y
continuamos por el arcén de la carretera. Pasamos
junto a la Ermita
del Salvador, con una fuente. Marchamos
acompañados de las típicas cruces de piedra de los calvarios, y
pronto alcanzamos las calles de Lesaka. Atravesaremos la villa
industrial para llegar a nuestro alojamiento, el Albergue CasaTxakainlo de Lesaka.
Aunque está un poco alejado del
pueblo y no disponía de servicio de comidas, la amabilidad y buena
disposición de su propietario, así como la comodidad de las
instalaciones, compensan el pequeño esfuerzo adicional.