Distancia: 12,7 km
Pico Auñamendi desde el Portillo de Pescamó |
La cuarta y última etapa de la Ruta de las Golondrinas nos devolverá al punto de partida, el refugio de Belagua. Es la más corta y sencilla de todas, aunque se puede alargar si ascendemos al pico Arlás (2044 m), pero no es nuestro caso.
La mañana es soleada en la parte francesa del macizo y, desde el refugio Jeandel, nos dirigimos hacia el sur por la pista de tierra que nos trajo el día anterior.
En la primera bifurcación nos desviamos a la derecha por otra pista que asciende en varios zigzag hacia el Col d’Arlás (1920 m). Poco antes de llegar al collado abandonamos la pista y tomamos un sendero, también a la derecha.
Desde este lugar ya podemos divisar la vertiente sur, puesto que estamos justo en la linea fronteriza y divisoria de aguas, con el llano de La Contienda a nuestros pies. También podemos observar que pronto nos invadirán las nubes que suben lentamente por la ladera meridional.
Seguimos y cerca del collado el sendero cruza un manantial que llaman fuente de la Contienda.
Estamos recorriendo la falda occidental del pico Arlás hasta el siguiente collado, el Portillo de Pescamó (1916 m), donde se encuentra otra de las mugas que señalizan la frontera con Francia.
En este punto giramos a la derecha (oeste) para bajar por senda a los corrales de La Contienda (1720 m), donde tomaremos una pista de tierra que forma parte de la estación de esquí de fondo Larra-Belagua.
Cerca de aquí se encuentra la sima C50, una de las dos entradas de la parte navarra del sistema subterráneo de la Piedra de San Martín.
La Contienda bajo a niebla |
Llegamos al aparcamiento de la estación, donde la carretera hace una curva helicoidal para superar unos cuantos metros.
Pasamos por debajo del puente y nos salimos del asfalto, por una senda poco transitada, para salvar una larga curva. Después retomamos la carretera Na-137 durante unos 2,5 km hasta el El Ferial, otro centro de la estación Larra-Belagua, donde la dejamos para entrar en las pistas de la estación de esquí.
La niebla nos impide ver más allá de los 5 m, por lo que nos tenemos que fiar del track del GPS que teníamos preparado para esta etapa, siguiendo pistas y sendas. Solo las vacas paciendo nos hacen compañía durante este tramo final, sin poder contemplar ningún paisaje, hasta que saturados de humedad vislumbramos el refugio de Belagua.
Al fondo el refugio de Belagua |