Etapa 44. Albergue de Sorogain – Elizondo.




Distancia: 27,2 km
Desnivel acumulado en subida: 770 m
Desnivel acumulado en bajada: 1390 m


Hayedo de Enekorri


Odiako Erreka
Cuando nos levantamos por la mañana, un fuerte aguacero está cayendo sobre Sorogain. Se confirma así la predicción meteorológica que anunciaba abundante lluvia para toda la jornada.
Hoy vamos a recorrer la etapa del GR11 que, probablemente, contiene la mayor cantidad de construcciones megalíticas, así que a lo largo del camino íbamos a tener la oportunidad de observar numerosos cromlechs, túmulos de piedras, dólmenes y menhires. Aunque el mal tiempo nos impedirá entretenernos en su localización. Además en su mayoría no se aprecian fácilmente, dado que se encuentran semienterrados y no han sido recuperados.
En cuanto a la geología, es de remarcar que recorreremos un territorio constituido principalmente por dolomías, calizas, areniscas, esquistos y cuarcitas de la Era Paleozoica, y más concretamente del período Devónico (416-359 mill. a.), unas de las rocas más antiguas de los Pirineos.
Resignados con nuestra suerte esquiva dejamos el acogedor Albergue de Sorogain (818 m), y nos disponemos a seguir las marcas rojiblancas del GR11 hacia el Norte.
Enseguida nos percatamos de las dificultades que vamos tener durante la etapa. Como consecuencia de las copiosas precipitaciones que han caído y que, para nuestra desgracia, seguirán cayendo a lo largo de toda la ruta, la montaña no es capaz de absorber más agua y la escorrentía se hace visible por todas partes.
Odiako Erreka
A ratos, caminar se convierte en un trabajo penoso debido a que los arroyos bajan muy crecido y tenemos que vadearlos, las sendas se convierten en torrenteras, a veces impracticables, y las vaguadas en lodazales de los que cuesta salir.
Para vadear el arroyo de Sorogain por un lugar más accesible, continuamos por la pista unos metros hasta encontrarnos con la confluencia de los arroyos que lo forman, desde donde nos encaminamos a un poste indicador del GR11.
En este punto el sendero gira a la izquierda (O) y circula por la orilla derecha del Odiako Erreka (erreka: arroyo en euskera), siguiendo su curso aguas arriba. Aproximadamente en la cota 900 m tendremos que vadear el Odiako y poco más arriba lo volveremos a cruzar, esta vez por un puente de madera.
Nos vamos adentrando en el Enclave Natural del Hayedo de Odia, mientras remontamos progresivamente la vertiente hasta el collado de Aratun (1212 m). El hayedo está protegido por su estado natural de conservación, debido al escaso impacto de las prácticas silvícolas. Por el camino atravesamos una zona poblada de boj conocida como Ezpelondo (ezpela: boj en euskera), donde se oculta entre hayas un pequeño cromlech.
En el collado también existe otro cromlech escondido bajo la hojarasca y atravesado por la alambrada.
Hayedo de Enekorri
A partir del collado de Aratun y hasta la Peña de Alba, unos kilómetros más adelante, vamos a recorrer una parte del cordal que divide las vertientes norte y sur de este sector de los Pirineos.
Ahora el camino nos obliga a salvar el cercado y, manteniendo la cota, transitamos por un claro prácticamente desarbolado.
Estamos rodeados de pastos con algunos corrales, en la cara norte del pico Adi (1457 m). En esta zona abierta de Adikosoro, junto a pequeñas surgencias, se hallan agrupados una docena de cromlechs, un par de túmulos de piedra de dimensiones modestas y algunos fondos de cabañas, además de un posible menhir tumbado de cuarcita.
Llegados al collado de Adipe (1185 m), junto a la cerca con alambres que tenemos que rebasar, existe otro cromlech de escaso porte.
Desde aquí nos introducimos de nuevo en un bosque mixto de hayas y pinos para bajar suavemente por el cordal de los montes de Gorostibizkar (1194 m) y Esnezelaita (1115 m). En el collado de este último, cuando el sendero se incorpora a un camino más ancho, se esconde entre los pinos de repoblación, un cráter de unos 12 m de diámetro y menos de un metro de profundidad, que se corresponde con los restos de un dolmen.
Seguimos y en pocos minutos alcanzamos el collado de Larrain (1015 m) y después el de Urkiaga (918 m). Poco antes de llegar a éste, pasaremos junto a un viejo búnker de la línea defensiva P y los restos de unas trincheras.
Zagua
Como ya hemos visto en otras etapas de la travesía transpirenaica, los Pirineos están plagados de estas construcciones bélicas, construidas por el régimen franquista en los años 1940-50.
Además existe un refugio prefabricado que nos permitió resguardarnos de la lluvia mientras almorzábamos.
Buztanburro
Urkiaga está atravesado por la carretera Na-138 que conecta con Quinto Real y Francia. El Quinto Real es un territorio que se encuentra en la cabecera del valle francés de Aldudes, aunque pertenece a España.
Dejamos atrás el collado y avanzamos hacia el Oeste por un camino ancho en ligero ascenso. Cerca del camino vemos un par de búnkeres y poco después una caseta de pastores. Remontamos por el hayedo de Enekorri hasta que llegamos a una borda donde salimos por una vaguada al collado de Zagua (1164 m).
Estamos en una zona abierta en la que destaca una hilera de palomeras. Estas rústicas construcciones son utilizadas tradicionalmente para cazar las palomas que atraviesan los montes durante las migraciones de otoño e invierno.
Continuamos hacia el Norte sin perder la cota, por la divisoria de aguas pirenaica. El camino circula paralelamente a la alambrada y la fila de tronas de palomas. Además está sembrado de cromlechs, túmulos de piedra, dólmenes y algún menhir tumbado.
Mientras atravesamos los collados de Buztanborro (1160 m), Loilurtze (1158 m) y Argintzu (1138 m) tenemos ya el valle de Baztan al Oeste, manteniendo el de Aldudes al Este.
Desde Argintzu comenzamos a descender, al tiempo que recuperamos el hayedo. Cuando la senda se incorpora a una pista de tierra llegamos a la Borda de Kinto (960 m), con una fuente, y poco más adelante vemos una balsa y una gran dolina.
Superamos el repecho del collado de Azaldegi (974 m) y de nuevo surgen en los prados abiertos los restos de unos dólmenes en el camino.
Arluxe
En el monte Arluxe (945 m) nos encontramos con la muga 130. Ahora, muga tras muga, seguimos durante un trecho la línea imaginaria fronteriza con Francia. Poco después de la muga 127, en el collado de Argibel (945 m), hay un cruce de senderos cerca de un menhir tumbado. En este lugar giramos a la izquierda (O) abandonando la frontera y el cordal, para descender al valle de Baztán por la ladera norte de la Peña de Alba (1070 m).
En el descenso tenemos otro dolmen y otro monolito. El sendero muere en la pista de Urbillo, junto a un refugio de cazadores (892 m) que tiene una fuente adosada, y en cuya leñera nos guarecemos de la persistente lluvia.
Proseguimos descendiendo por el sendero señalizado, dejando a la derecha la pista que conduce a la Borda de Tranpa. Nos introducimos en otro hayedo surcado por torrentes que en su descenso se unen al camino.
Salimos de nuevo a la pista y a partir del collado de Bailegi (597 m) se van sucediendo las bordas y los cercados de ganado.
Borda cerca de Elizondo
Cansados del trabajoso sendero optamos por abandonarlo en una bifurcación. Dejamos las marcas rojiblancas del GR11, para continuar por la cómoda pista que nos llevará a Elizondo. Ambos caminos circulan por la ladera oriental de Mendiola y, de cuando en cuando, el sendero cruza la pista evitando las lazadas que ésta hace.
Rodeados ya de la fresca campiña, pasamos junto a la Bentako Borda (500 m), y más abajo sobrepasamos la ermita de Santa Engracia (348 m). Desde aquí llegamos a Elizondo (200 m), en el corazón del valle de Baztán. Nos alojamos en el Hostal Trinquete Antxinotea, frente al río de Baztán.



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