Etapa 47. Irún - Cabo Higer



Distancia: 7,5 km
Desnivel acumulado en subida: 75 m
Desnivel acumulado en bajada: 50 m


Faro del Cabo Higer

Canal de Amuteko
La etapa epílogo de la travesía del Pirineo Sur es casi totalmente urbana. Partimos de Irún recorriendo sus calles hacia Hondarribia con la que forma una conurbación, ya que prácticamente no existe discontinuidad urbana.
Al poco de entrar en el término municipal de Hondarribia, cruzamos el canal de Amuteko, junto al cual se encuentra el aeropuerto de Donostia/San Sebastián.
A la zona fortificada de la villa entramos por la Puerta de Santa María. Después de atravesar las nobles y cuidadas calles del centro histórico, nos dirigimos a la zona portuaria para recorrerla.
Al salir del puerto seguimos por el paseo marítimo hacia el Norte, junto a la arena blanca de su playa y enfrente de la costa francesa de Hendaya.
Puerta de Santa María
Cuando llegamos al pequeño Puerto Berria (berria: nuevo en euskera), tomamos un camino asfaltado que asciende al faro pasando por el Castillo de San Telmo. Esta es una construcción barroca del s.XVIII , edificada para defender el puerto de los ataques piratas.
Al rodearlo dejamos el asfalto y nos adentramos por un estrecho camino que bordea la Punta Uxando primero y poco después la Punta Erdiko. El sendero nos situá a los pies del faro del Cabo Híger, edificio de estilo neoclásico construido en 1878.
Nos acercamos a la orilla rocosa del cabo, frente a la isla de Amuitz, donde los depósitos de areniscas se hunden en el mar Cantábríco.

Aquí finaliza nuestra travesía pirenaica, junto a un mar en calma con marea baja y el cielo encapotado y gris. Con alegría desbordada por el objetivo alcanzado nos abrazamos y lo celebramos. 
Entre Octubre de 2013 y Junio de 2018, a lo largo de 47 etapas distribuidas en recorridos de entre 5 y 9 días, hemos disfrutado de este emocionante sendero de Gran Recorrido.
Nos hemos enriquecido con las experiencias compartidas día a día. Nuestro conocimiento del medio, tanto físico como humano, ha crecido y el interés por los Pirineos ha aumentado más si cabe. La belleza y espectacularidad de muchos de los rincones de estás montañas nos han conmovido.
Playa de Hondarribia
Se acerca el final de la travesía
Por supuesto, no siempre ha sido divertido. Las condiciones meteorológicas adversas, curiosamente durante el primer tramo de la travesía y en este último, así como la dureza de algunas etapas de alta montaña, en especial en el Pirineo Central, nos han recordado nuestra condición humana y cuales son nuestras limitaciones.
Pero en cualquier caso, la experiencia ha sido fascinante y ha valido la pena el esfuerzo.
Los Pirineos nunca nos defraudan y, mientras los respetemos y conservemos, ahí estarán siempre para que podamos seguir disfrutándolos.

Cabo Higer y la isla de Amuitz



Etapa 46. Lesaka - Irún



Distancia: 22,8 km
Desnivel acumulado en subida: 735 m
Desnivel acumulado en bajada: 815 m


Hayedo de Illasmendi


Hacia Bordatxo
Salimos del albergue de Lesaka, dirigiéndonos a la población (E) y , poco antes de llegar, nos desviamos por la izquierda (N). Tomamos un camino asfaltado que se eleva por la ladera junto al polígono industrial.
Dejamos a la derecha la borda Txaniken y luego otras dos pegadas al camino. Tras éstas, junto a una leñera parte otra pista cementada a la izquierda que tomamos.
Transitamos entre los setos que protegen los cercados, por un paisaje rural completamente humanizado. A lo largo del camino, formado sobre todo por pistas de tierra, cemento o asfalto, se van encadenando las bordas y corrales. De cuando en cuando atravesamos un bosquecillo degradado de hayas con fresnos, castaños y robles.
Haya trasmocha
En un cruce de caminos, donde se encuentran las casas de Bordatxo (240 m), salvamos un cercado y ascendemos por el sendero al collado de Amargun (337 m) donde hay una casa y un cromlech.
Aquí se une la variante del GR11.3, con la rama principal, procedente de Bera.
Continuamos por la senda franqueando un helechal y después vamos tomando altura ladeando la vertiente norte del monte Illasmendi (512 m), bajo cables de alta tensión.
Atravesamos otro de los hayedos típicos navarros. Como hemos visto a lo largo de varias etapas, el bosque está aprovechado mediante la técnica tradicional del trasmochado. El trasmoche consiste en podar radicalmente los árboles de cierta edad a la altura de la cruz (unos 2 metros). Con ello se consigue que el ganado no acabe con los brotes verdes y además que las nuevas ramas crezcan rectas, entre otros beneficios, tanto económicos como ecológicos.
Cuando hemos rodeado el monte, giramos hacia el Sur pasando por el caserío de Gardelsoro (400 m), y poco después volvemos a virar al Oeste y traspasamos un par de bordas para llegar al collado de San Martín (415 m), entre el Kopako Harria (597 m) al norte y el monte Agina (614 m) al sur.
Embalse de San Antón
En el collado tenemos a nuestros pies el embalse de San Antón, a donde nos dirigimos, y en frente las Peñas de Aia (832 m), un macizo granítico que es Parque Natural por su riqueza geológica y también botánica con hayedos y robledales.
Abandonamos la pista cementada y nos deslizamos por un sendero que circula por la izquierda en paralelo a la regata de Tellegi. La foresta invade el barranco y la erosión deshace el sendero con múltiples pasos, por lo que tenemos que estar atentos a las marcas rojiblancas.
Al final el camino se normaliza y sale a un prado junto a un restaurante. Llegamos a la carretera que rodea el embalse, justo al lado de la ermita de San Antón (250 m), que dispone de porche, bancos y una fuente dentro del recinto vallado.
Ermita de San Antón
Este pantano recoge el caudal de la cuenca media y alta del río Endara, que es tributario del río Bidasoa. Las aguas aquí embalsadas se dedican al abastecimiento de Irún y Hondarribia.
Recorremos la carretera del embalse hasta sobrepasar la presa y al finalizarla nos desviamos a la derecha (N) por una pista, primero asfaltada y después de tierra, que sigue la dirección del río Endara.
Descendemos un trecho y en la cota 160 m, cerca ya del cauce, la pista vira a la izquierda (N) y comienza a remontar la ladera, ganando altura rápidamente en varias lazadas.
Nos vamos adentrando en el Parque Natural de Aia cuando alcanzamos la carretera Gi-3454 en la cota 440 m. Circulamos por el monte, en paralelo a ella, y pasamos junto a unos merenderos y fuente antes de llegar al Col de Ursain, donde encontramos un Punto de Información del parque.
Kopako Harria
Barrio Saroia
Próxima al camino se encuentra la Muga de Soroeta, conocida también como la Piedra de los desertores. Es un monolito de arenisca con la inscripción: "Desde aquí la deserción tiene pena de vida" . Parece que se trataba de evitar deserciones en el ejército durante el s. XVIII, ya que cerca están las ruinas del Fuerte de Erlaitz.
Proseguimos hacia el Norte, por un sendero que atraviesa la campiña. A la salida de un helechal, llegamos a una pista hormigonada y la tomamos por la derecha (E), llevándonos al caserío de Amasain (340 m).
A continuación atravesamos un bosque en el que predomina el roble rojo americano, muy abundante desde el embalse de San Antón. Pasamos junto al barrio de Saroia (185 m) y de aquí por pista hormigonada a la ermita de San Martzial.
Ermita San Martzial
La ermita, que tiene una zona recreativa y un bar anexo, está situada sobre un promontorio desde el que se divisa la desembocadura del río Bidasoa en el Cantábrico. Alrededor del estuario vemos Hendaya, Irún y Hondarribia.
Tras esta villa, al fondo, ya divisamos el cabo Higer, punto final de la travesía pirenaica. Más al Este se recorta en el horizonte la sierra de Jaizkibel.
Dejamos el santuario y al descender hacia Irún cruzamos un par de veces la carretera GI-3453 y llegamos a la Avenida Ibarrola. Atravesamos el paso inferior de la autopista AP-8 y, justo después, dejamos la avenida por un camino asfaltado que aparece a la izquierda y se encamina, entre la arbolada, al Barrio Meaka.
Desde ahora callejeamos hacia el centro de la ciudad, hasta nuestro alojamiento.
Estuario del río Bidasoa


Etapa 45. Elizondo - Lesaka



Distancia: 32,4 km
Desnivel acumulado en subida: 1050 m
Desnivel acumulado en bajada: 1150 m

Regata de Arla

Heyedo monte Unboto
Otra mañana pluviosa, pertrechados con todo el equipamiento para la lluvia, partimos de Elizondo (200 m) bordeando unos metros el río Baztán, aguas abajo. Al llegar a la calle Mendinueta, giramos a la derecha (O) y continuamos por ella. Cuando salimos de la población dejamos a la izquierda un centro hospitalario y, después de cruzar la carretera N-121-B, nos adentramos en el monte.
Actualmente las marcas del GR11, siguen un trazado diferente, más al norte, para salvar la carretera N-121-B por un paso subterráneo. Aunque nosotros hemos seguido el antiguo camino.
Iniciamos el prolongado ascenso de cerca de 7 km al monte Larrondo (854 m), cota culminante de la etapa.
Regata de Arla
Caminamos hacia el Norte entre los setos que enmarcan los prados cercados. De vez en cuando pasamos junto a una borda, atravesamos un bosquecillo o cruzamos una pista asfaltada, que aquí serpentea para salvar el fuerte desnivel inicial.
Observamos que la ruta está plagada de caminos de todo tipo (senderos, pistas de tierra, cementadas, asfaltadas, ...) con incontables bifurcaciones, así que tenemos que estar atentos a la señalización, que por cierto es bastante buena, y en su ausencia al mapa o al gps.
Como la lluvia sigue arreciando, y el sendero tiene tramos intransitables, decidimos caminar por las pistas mientras sea posible. De hecho el GR circula en paralelo a ellas en muchas ocasiones.
Escorrentía en el Arla
En una zona despejada llegamos a la borda Apezeneko (590 m) y poco después, en una bifurcación de caminos, encontramos una zona recreativa con fuente y cerca de ella el Monolito de Bagordi.
Proseguimos ascendiendo por la ladera oriental del monte Unboto (804 m), traspasando un bosque de hayas, en busca de la cabecera de la regata de Arla, cuyas aguas corren por nuestra derecha.
A la salida del bosque, encontramos el caserío de Maistruzarra (660 m) y un nuevo repecho nos sitúa en el collado de Larrondo (798 m).
Nos hallamos en el cordal de los montes Urruspil (820 m), Larrondo (853 m) y Atxuela (820 m), en cuyos alrededores hay algunos restos megalíticos y también palomeras. Flanqueamos estos dos últimos montes por su ladera occidental, manteniendo la cota un trecho, por una zona desarbolada y cubierta de pastos.
A continuación comenzamos a descender, ahora hacia el Oeste, por la despejada carena. En este tramo vuelven a aparecer construcciones defensivas de la Línea P, que durante los años 1940-50 sembraron de búnkeres el Pirineo español.
Cerca del collado Eskisaroi
Junto a los cercados, que recogen al ganado, comenzamos a ver longevos ejemplares de robles y castaños.
Robles
Alcanzamos el collado de Eskisaroi (518 m) franqueado por la carretera Na-4453. Muy cerca de él se encuentra el caserío del mismo nombre.
Cruzamos la carretera y seguimos ganando altura, poco a poco, para dirigirnos primero al collado de Altsu (543 m) y luego al de Gaineko (607 m). Nos mantenemos por la divisoria de aguas, al principio hacia el Norte y después al Oeste. Mientras tanto se suceden las suaves laderas y los collados despejados. Atravesamos la cima del Oianberri (581 m) donde hay un túmulo de piedras megalítico.
Cuando pasamos junto a la Lopeneko Borda (578 m) el camino, en su descenso, vuelve a girar al Norte, rodeando el monte Zentiñel (673 m) en dirección a la frontera con Francia.
Más adelante pasamos por otra confluencia de caminos y poco después llegamos al caserío de Maritonea (396 m).
Castaño
Desde las casas, cruzamos el arroyo Sansinea entre la espesa arboleda alfombrada de crecidos helechos. Nos acercamos al collado fronterizo, pero antes de alcanzar la muga 50, nos desviamos al Oeste, flanqueando la ladera para conservar la altitud. Nos rodean hayas, robles y castaños.
Al poco llegamos a la antigua fonda de Usategieta (435 m). Este caserío toma su nombre de las palomeras (usategiak en euskera) que se encuentran en sus alrededores. 
En estos montes de Etxalar aún se conserva la tradicional caza de palomas con red, muy popular en el pirineo navarro y que está documentada desde el s. XIV. Las bandadas de palomas torcaces y tórtolas, pasan por aquí durante la migración otoñal, en su camino hacia tierras norteñas.
Grupos de palomeros, desde el suelo y las trepas (altas torretas situadas estratégicamente), mediante gritos, lanzamiento de paletas de madera y el venteo de trapos, dirigen a las confundidas aves hacia donde se encuentran ocultas la redes, en las que caen atrapadas.
Cerca de Gartzineko Borda
Después de Usategieta llegamos al collado de Xorilepo (476 m), punto fronterizo con Francia, en el que confluyen varios senderos y donde el GR11 se bifurca. La rama principal se dirige a Bera de Bidasoa por el Col de Lizarieta, y su variante GR11.3 va Lesaka más al Sur.
Nosotros tomaremos esta variante, así que viramos hacia el Sur, siguiendo el sendero que desciende y enseguida cruzamos la carretera Na-4400, que enlaza Etxalar con la localidad francesa de Sare.
Otra vez recorremos un cordal rodeando algunas pequeñas cumbres entre praderías y bosques de repoblación, para la explotación forestal.
En una explanada, arrasada por una de estas explotaciones, buscamos un poste con las marcas del GR, y nos introducimos en una senda.
La espesa vegetación, especialmente de helechos, ha invadido el camino casi en su totalidad, dificultando el paso.
Trás cruzar el arroyo Sansinea
Nos aproximamos al río Bidasoa y a la carretera N-121A que acompaña su curso hacia el Cantábrico.
Dejamos a un lado el caserío de Ozkaritz (120 m) y después de pasar por encima de un túnel de la N-121A, llegamos a la carretera de Lesaka. Transitamos unos metros por su arcén hacia el Norte y enseguida cruzamos el puente sobre el río Bidasoa que nos acerca a Lesaka.
Justo después se encuentra una gasolinera y el Hotel Bereau, en cuyo aparcamiento el GR11 sigue el camino del río Onin, afluente del Bidasoa.
Nosotros optamos por no tomar el sendero fluvial, bastante maltrecho por las lluvias, y continuamos por el arcén de la carretera. Pasamos junto a la Ermita del Salvador, con una fuente. Marchamos acompañados de las típicas cruces de piedra de los calvarios, y pronto alcanzamos las calles de Lesaka. Atravesaremos la villa industrial para llegar a nuestro alojamiento, el Albergue CasaTxakainlo de Lesaka.
Aunque está un poco alejado del pueblo y no disponía de servicio de comidas, la amabilidad y buena disposición de su propietario, así como la comodidad de las instalaciones, compensan el pequeño esfuerzo adicional.