Etapa 39. Zuriza – Isaba (por Belabarze)


Distancia: 11,4 km
Desnivel acumulado en subida: 215 m
Desnivel acumulado en bajada: 635 m



Bosque de Belabarze.


Zuriza y Peña Ezcaurre
Dejamos el Camping de Zuriza (1217 m) siguiendo la carretera asfaltada hasta cruzar el puente sobre el río Veral. A continuación la abandonamos y seguimos un sendero que asciende transitando en paralelo a la Na-2000, hasta el Portillo de Arguibiela (1297 m) en el linde con Navarra. En este collado se encuentra la bifurcación de la variante GR11.4 que se dirige a Isaba por el Sur, coronando la cima de la Peña Ezcaurre (2045 m). Nuestra intención inicial era tomar esta variante porque el pico es un atractivo balcón sobre el valle de Ansó, pero ese día amaneció lluvioso y las nubes bajas impedían la visibilidad, por lo que optamos por seguir el itinerario principal del GR11 que recorre el valle de Belabarze, un recorrido más corto y cómodo. Así que, en este punto, donde se separan las aguas de las cuencas de los río Veral y Eska, dejamos atrás las tierras aragonesas y nos introducimos en territorio navarro.  
Bosque de Belabarze
Descendemos hacia el Oeste por el camino tradicional de Soriza, una pista de tierra que se adentra en el bosque de pinos silvestres y hayas, cuyo sotobosque está cubierto en buena parte de helechos. Los altos troncos están revestidos de líquenes, mostrándonos la elevada humedad que reina aquí la mayor parte del año, puesto que nos encontramos en la vertiente de umbría. En los tramos en los que predominan las hayas, el suelo está tapizado por la hojarasca ocre caída de sus ramas. Al llegar al fondo del valle vemos la Borda de Txibarro (1080 m), que está junto a la carretera local NA-2000. Ahora se suceden estas construcciones ganaderas, rodeadas de patatales y campos de cereal, pero sobre todo de pastos delimitados por alambradas, donde pace el ganado vacuno. 
Borda
Acompañamos el transcurrir del curso meandrizante del barranco de Belabarze, sin dejar la vertiente de umbría. En los prados nos sorprende el tamaño que han alcanzado algunos majuelos (espino albar), ya que han dejado de ser arbustos para adoptar un porte arbóreo. El sendero va bordeando el bosque. Aquí el musgo, de un verde intenso, cubre las raíces, la base de los troncos de hayas y pinos silvestres, y las escasas rocas calcáreas que afloran. Además, la riqueza micológica del paraje es evidente en cada rincón. Cuando el arroyo modifica su rumbo, y se encamina hacia el Sur por un estrechamiento del valle, nosotros lo seguimos a través de un camino de herradura, empedrado a tramos. 
Majuelo o espino albar
Hojas de acirón
Nos envuelve un bosque mixto de frondosas, en el que a los pinos silvestres y hayas se unen otras caducifolias como avellanos y acirones. Prácticamente no hay tronco que no haya sido colonizado por musgos y líquenes, entre estos últimos atraen nuestra atención las barbas de Capuchino, que son un indicador de pureza ambiental. Ahora el camino coincide con un sendero local señalizado con marcas rojas y azules. El curso fluvial transcurre por nuestra izquierda con algunos pequeños rápidos y saltos. Pasamos una desviación que lleva a la bella Cascada de Belabarze. Poco después el camino se ensancha convirtiéndose en una pista, y vemos un desvío por senda a nuestra derecha que indica Isaba, y lo tomamos por error, ya que no es el GR11, sino la senda local que hemos compartido durante un techo. 
Río Belabarze. Líquenes Barbas de Capuchino.
Así que, equivocadamente, damos una pequeña vuelta poco antes de llegar Isaba. Como la etapa ha sido corta, no nos importa hacer unos cientos de metros más, aunque si nos impacientan los continuos repechos que tenemos que salvar. El sendero, señalizado con marcas azules y rojas, supera un collado para descender después al valle de Belagua, pasando cerca de la Borda de Istupa. Alcanza la carretera NA- 1370 en las Ateas de Belagua. Atea significa puerta en euskera y en Isaba se utiliza para denominar a los pasos en desfiladeros. Junto a la carretera se conservan dos puentes de tipo románico, sobre el río Belagua, que permitían salvar este estrecho paso en el antiguo camino que unía el valle de Roncal con el Bearn francés. Actualmente están inutilizados, gracias a la moderna carretera. Transitamos un trecho por la carretera hacia el Sur. Pocos metros más adelante, a la derecha se encuentra el otro puente románico. Tras rebasar una construcción llegamos al puente de la Molina, donde renunciamos a la carretera y tomamos una senda que aparece a la derecha. Remontamos bruscamente la ladera por unas terrazas para descender a continuación cerca de los edificios de una serrería. Llegamos a la carretera junto al puente de la Ezka al Norte de Isaba, que ya vemos cerca. Continuamos unos metros por el asfalto y entramos en la población. Nos hospedamos en la Pensión Txiki, económica con habitaciones renovadas y cómodas, y buena cocina tradicional.
El musgo lo invade todo.

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